viernes, 5 de octubre de 2012

Destinos del interrail: Copenhague


"Wonderful, wonderful Copenhaguen..." que dice la canción, y no le falta razón. Copenhague es simplemente maravillosa. Mucho más mamotrética de lo que la típica postal con las casitas de Nyhavn te podría hacer pensar, sus largas avenidas, imponentes edificios, canales, y la calle peatonal (y llena de comercios!!) más grande de Europa no te dejarán indiferente. Puede que la Sirenita sí lo haga, pero por algún extraño motivo es el símbolo de la ciudad, y acabarás yendo a verla y sacándole una foto en el medio de un montón de turistas que no saben muy bien qué hacen allí.

Copenhague es grande, pero la mayoría de monumentos y lugares interesantes están a una distancia andable (aunque una bici puede ser muy recomendable también), y además, es muy bonito andar por ella. Intenta no perderte en la larguísima Stroget con todas sus tiendas y ofertas llamándote a gritos (si entras en H&M será mejor que pidas un mapa, porque es simplemente enorme, y laberíntico)y descubre el edificio de la bolsa, el palacio deAmalienborg, el de Christiansborg, el ayuntamiento, la torre redonda, y acércate hasta Nyhavn, donde encontrarás lasegunda imagén más emblemática de la ciudad. El ambiente roza un poco lo turísticoartificial, pero sigue siendo muy bonito.





No dejéis de acercaros a la iglesia de Mármor, o Frederiks Kirke, una especie de Panteón romano en estilo barroco, y una vez allí no dejéis de entrar. La cúpula es sencillamente impresionante.




De obligada visita es también el castillo de Rosenborg, en el que se encuentran las joyas de la corona, o al menos sus jardines (y si vais un día que no llueva, al contrario de lo que hice yo) mejor que mejor. Justo al lado encontraréis la National Gallery, de entrada gratuita, y cuya colección va desde la pintura europea a partir de 1300 hasta obras más actuales. Algunas obras muy muy interesantes, buenos paneles explicativos de casi todas ellas, y además descubriréis que Rubens no solo pintaba gente gorda.

Después de todo esto podéis emprender el camino hacia el parque del norte de la ciudad  donde se encuentra la Sirenita. No os dejéis llevar por la decepción, y adercaros a visitar la ciudadela (Kastellet) que hay en el parque, muy bien cuidada y conservada, vale la pena. Desde allí es posible coger un barco-bus para volver a acercarse al centro, es más barato que una excursión por los canales y os quitará el gusanillo.



A mi el tiempo no me lo permitió, pero casi todo el mundo recomienda acercarse a Chirstiania, una especie de comuna dentro ed la propia ciudad donde podréis descubrir la existencia de un estilo de vida diferente... Y que al parecer funciona. Tampoco pude visitar el Tivoli porque estaba cerrado, pero si vais en las fechas adecuadas, la entrada al segundo parque de atracciones más antiguo del mundo es sin duda obligada.



Esto es lo que me ha enseñado Copenhague... Seguiremos interraileando :)

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