miércoles, 3 de octubre de 2012

Destinos del Interrail: Hamburgo.

 Al igual que me pasó con Colonia, el hecho de haber estado menos de 24 horas en Hamburgo hace que probablemente no pueda contaros tantas cosas como me gustaría, pero aún así os diré que me ha parecido una ciudad que vale la pena, y a la que probablemente vuelva.




Hamburgo es una ciudad grande. Y no solo por su tamaño/número de habitantes, sino por su actitud, edificios, que transmiten una sensación un poco mamotrética en general. Agua, mucha agua en forma de canales y lagos, tejados de color verde y muy pocas señales que hagan pensar que fue completamente arrasada (a excepción de su ayuntamiento, todo sea dicho) en la Segunda Guerra Mundial.



El edificio del Rathaus (ayuntamiento) es sencillamente impresionante. Reconstruido en 1897 tras ser bombardeado, fue, como ya hemos dicho, de lo poco que se salvó de la Segunda Guerra Mundial. La estructura de su torre es simplemente una delicia y el edificio en general no te dejará indiferente. Existen visitas guiadas por si se quiere descubrir por dentro.




Muy cerca del Rathaus nos encontramos el Binnenalster, el más pequeño de los lagos de Hamburgo, en cuyas orillas podemos encontrar tiendas, puestos de comida y bastante animación. Parece también el sitio perfecto para sentarse a descansar en una tarde soleada.  El Aubenalser es mucho más grande, y en él se practican deportes náuticos.




Otro de los principales atractivos de la ciudad es su parque "Planten un Blonen", en el que puedes encontrar desde el jardín japonés más grande de Europa hasta parques infantiles y juegos con agua en los que desearás tener unos cuantos años menos para poder ponerte a jugar, pasando por museos, y muchas muchas flores. A mi no me pareción nada del otro mundo, pero sí un lugar agradable para perderse paseando y aejarse un poco del trajín de la ciudad.



Al oeste de este parque nos encontramos otro de los emblemas de Hamburgo, el barrio de St Pauli, una curiosa mezcla de bares, cabarets, sexshops, tiendas increíblemente horteras, souvenirs, puestos de comida, conciertos en la calle  y unas cuantas cosas más que puestas en conjunto han dado lugar a unas calles llenas de vida, de ruido, de luces, y en las que a mi por lo menos me encantó perderme a curiosear. Hay muchos sitios en los que comer por un precio reducido kebabs, pizza, y derivados. No os arrepentiréis si elegís la opción de Hesburger, es barato, y de las mejores hamburguesas que he probado nunca !!





Y si queréis ir de museos, yo opté por el Kunsthalle, y salí encantada. La entrada reducida son 5€, y da acceso tanto a la colección permanente como a la exposición que tengan en ese momento. Dentro, puedes perderte (de hecho es probable que te pierdas, todo está en alemán y es un poco laberíntico, hay que guiarse por las fechas de los cuadros) entre nombres como Rubens, Rembrandt, Monet, Degas o Renoir, entre muchos otros (la colección es amplísima). La audioguía en inglés cuesta 2€ y las explicaciones están muy bien hechas, pero por desgracia no vale para muchos cuadros.

Me gustaría poder contaros más cosas sobre el puerto, y sobre muchos de los edificios que alberga esta ciudad, pero el tiempo no me ha dado para más... Seguiremos descubriendo destinos!!

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