jueves, 11 de octubre de 2012

Destinos del interrail: Praga


Praga es sin duda una ciudad especial. Será por el encanto de sus calles, por eso de que no es ni muy grande ni muy pequeña, por esa personalidad tan propia que posee,por los precios increíblemente económicos, o por esa cerveza que te hace ver las cosas mucho más bonitas desde que el día está casi empezando... pero lo cierto es que es difícil que no te guste. Esa mezcla entre un ambiente muy vivo y un telón de fondo simplemente precioso se muestra como una receta mágica que atrapa a los visitantes.

Es cierto que atrapa a puede que demasiados visitantes, y que hay ocasiones en que la enorme cantidad de turistas, sobre todo en el centro, se hace desagradabe. No os voy a hablar por lo tanto del Puente Carlos, donde se escucha habñar más español que checho, del reloj astronómico (aunque una gymkana intentando atravesar la multitud que se agolpa delante a las horas puntas estaría interesante) , del castillo o de la plaza de Wenceslao. Son en su mayoría lugares con un gran encanto, pero con una fluencia de gente excesiva que hace que el producto turístico acabe prevaleciendo sobre los monumentos en sí.



Hoy me gustaría, simplemente, recomendaros un par de sitios que descubrí durante esta visita y que no están TAN masificados. El primero es el castillo de Vysehrad donde vivían los primeros reyes checos. Está al sur de la ciudad, el parque es muy cuco, hay una iglesia románica en la que vale la pena entrar, y las vistas desde allí en un día soleado son realmente bonitas.



Más cerca del centro, y también ofreciendo una panorámica preciosa, está el parque de Petrin, con la hermana pequeña de la Torre Eiffel como protagonista. La torre tiene 63'5 metros de altura y ofrece una panorámica de la ciudad. Si no tenéis pavor a las estructuras metálicas, como es mi caso, podéis subir tanto por las 299 escaleras como a través del ascensor. Yo os recomendaría llegar a Petrin a través del funicular, que os cuesta aproximadamente 1€ y os ahorra una señora subida, y bajar hacia el lado del castillo por si queréis pasar por allí, o seguir directamente hacia Mala Strana.



A nivel muy personal, os recomendaría entrar en la Iglesia de San Nicolás si os gusta el arte barroco, el interior roza un poquito el desbarre, pero es simplemente impresionante; y también que os acerquéis a la Dancing House, obra de Frank Gery situada al lado del río, que supuestamente representa a Ginger Rogersy Fred Astaire , y lo que es a mi me encanta.

No dejéis de entregaros en cuerpo y alma a la gastronomía (imprescindible el queso frito!!)  y a la cerveza checa, per oeso sí, no lo hagáis en pleno centro. Comer y beber en Praga puede llegar a resultar MUY barato a poco que te alejes de las zonas más turísticas, y no deberíais perder la oportunidad de hacerlo.



Y más allá de atracciones y lugares en concreto, Praga es una ciudad que te pide vivirla, descubrirla por ti mismo y hacer tuya su magia. No te la pierdas.

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