martes, 2 de octubre de 2012

Interraileando, día 1. Colonia.









Hola a todos!!!

Escribo este post desde el tren Colonia-Hamburgo en el que me toca pasar el día.... (bueno, quien dice el día dice cuatro horas, pero estoy un poco perezosa!! )Ya ha pasado mi primer día de interrail, y la verdad es que ha ido bien.




La cosa empezó un poco accidentada, ya que al llegar por la mañana a la primera estación, resulta que mi tren venía con retraso (¿Quién no querría empezar su viaje con un retraso de tren?).  Yo estaba bastante tranquila, porque en Luxemburgo, donde hacía el primer transbordo tenía 38 minutos, pero el restraso iba aumentando cinco minutos, cinco minutos... hasta que media hora larga más tarde de lo previsto llegó el dichoso tren. Esto me hizo llegar a Luxemburgo a eso de las 11:12, y el tren que tenía que coger hacia Trier salía a las 11:14....de la otra punta de la estación. No me preguntéis cómo fui capaz de cruzar bajo las vías creyéndome Bolt con una mochila tan grande como yo, pero conseguí subirme, un par de segundos antes de que el tren arrancara. Objetivo conseguido, y a partir de ahí el resto de conexiones las hice con mucha más normalidad, afortunadamente. Eso sí, la mochila sigue con ganas de dar problemas, lo cual me hizo protagonizar un ridículo espectáculo cuando en uno de los trenes, en el que no había sitio para ella ni debajo del asiento, ni en el de al lado, ni en ningún sitio fácil, por lo que me vi obligada a intentar subirla al Everest de las maletas, tambien conocido como portaequipajes de encima de los asientos. Tras varios intentos penosos de llevarla del suelo hasta el Everest, mientras nadie me ayudaba pero todos me miraban, me tocó ponerme de pie en el asiento, coger la mochila en brazos mientras me tambaleaba y bastante lamentablemente depositarla en su sitio. Dejo ya de aburriros con los trenes, no sin antes contaros que el trayecto Trier-Koblezn, a la orilla de la Mosela y pasando al lado de un montón de pueblecitos, fue simplemente precioso.







Llegada por fin a Colonia, tocaba dirigirse hacia el hostel. Es de los pocos que he reservado que no están al lado de la estación de turno, pero como soy más chula que nadie, decidí ir andando (o arrastrándome bajo la mochila, como prefiráis llamarlo) hasta allí. No estaba muy lejos, a unos 20 minutos de la catedral y de la estación, que se convirtieron en media hora al doblar mi peso y en un dolor de espalda preocupante... Pero ya que no voy a hacer deporte durante estas semanas, parece que la mochilita va a empeñarse en que haga músculo. El hostel estaba bastante bien, había reservado cama en una habitación de 8 pero me pusieron en una de 5 (menos posibilidades de ronquidos, bien!), con baño y ducha dentro, taquillas, y bastante cómoda. Dejé las cosas allí y me encaminé a dar una vuelta por Colonia, para ver un poco el centro y los edificios más importantes, aunque lo cierto es que no tardé nada en perderme por su zona de tiendas, inmensamente genial. Aparte de estas entradas tipo blog, iré subiendo también otras más concretas sobre los destinos que vaya visitando en las que os contaré cosas más concretas sobre la ciudad.


 



Tras toda la tarde de paseo estaba bastante cansada, y la ciudad estaba empezando a vaciarse de gente, así que a eso de las 8 fui poniendo rumbo hacia el hotel para descansar, porque la verdad es que con todos los nervios de preparar el viaje, del día anterior y así, estaba agotada y no me apetecía hacer nada.

Cené en el hostel algo de la comida que me había llevado preparada, con un chico que no llegué a enterarme muy bien de dónde era de tantos sitios en los que me dijo que había vivido, pero algo así como una mezcla de Dubai y Polonia pasando por Irán (?) al que le estuve contando mis felices aventuras con la mochila-más-grande-que-Ari. Intentó convencerme para salir a tomar algo, pero yo tenía demasiadas ganas de meterme en la cama... Al llegar a mi habitación seguía vacía, y el wifi funcionaba de pena, así que estuve pasando las fotos que había hecho, planificando bien el día de hoy... y a eso de las 11, cuando estaba a punto de dormirme, tachannnn, 4 australianos a ocupar las 4 camas vacías de la habitación !!! (Eran muy majos, la verdad, pero qué poco divertido es estar en proceso de cerrar los ojos y que te vengan a encender la luz y darte charla ). Estuve un ratito hablando con ellos, pero pronto me puse a dormitar pese a la luz y al calor (no os imagináis qué calorazo de noche).






Esta mañana me he despertado bastante pronto, con el objetivo de aprovechar la mañana, pero mientras desayunaba una chica fotógrafa se empeñó en coger a mi pobre oso de peluche (sí, viajo con un oso de peluche!!) y sentarlo en el cartel del hostel para sacarle fotos, así que se me hizo un poco tarde, pero estuvo divertido. Después de eso me encamine, otra ver con la mochila-más-grande-que-Ari hacia la estaci.ón para dejar la mochila en la taquilla y poder pasear tranquilamente... y fui a visitar el Waldarf-Richarts Museum y la catedral. Como estoy definitivamente gafada, entré en la catedral justo a la hora a la que empezaba la misa, en la que no te dejan acceder a visitarla. Yo me había dado media hora para hacerlo, pero claro, al final con la espera me quedé con 5 minutos para dar una visual general y poco más.





De ahí a la estación, en la que cogí mi tren sin problema (soy inmensamente feliz porque hoy solo tengo un tren y no tengo que ir cambiando!!!) y aquí me tenéis escribiendo esto... Hoy toca pasar la noche en Hamburgo y visitar un poco la ciudad entre esta tarde y la mañana de mañana, así que ya os contaré cómo va!!

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