martes, 16 de octubre de 2012

Interraileando días 10, 11 y 12 : Viena y Salzburgo

Buenas tardes desde un tren Insbruck-Venecia, en el que llevo muchas horas ya, y otra que me queda, pese a que ninguno de los dos es mi destino de ida ni de vuelta hoy. Tocan muchas horas de tren para abandonar tierras austríacas y dirigirme a Italia esta última semana. He cambiado un poco los planes por una visita inesperada, y voy a pasar el finde en Bérgamo, para continuar luego con el plan inicial de Verona-Venecia-Florencia, y supongo que subiré vía Suiza el domingo/lunes (se acerca horriblemente y no quiero que se acabe!!)

Creo que en la última entrada del blog os conté básicamente cómo me había ido hasta que dejé Praga, así que me toca poneros al día sobre a lo que Viena y Salzburgo se refiere. El día que llegué a Viena era ya de noche,  y yo estaba mentalmente agotada por lo que me había pasado la noche anterior, así que me fui directamente al hostel (nada del otro mundo, pero la verdad es que depués de la noche de Praga agradecí enormemente dormir en una habitación compartida, y más teniendo en cuenta que mis compañeros de habitación eran bastante silenciosos).  Me dediqué a organizar algunas cosas, porque tenía que cambiar reservas de esta semana, cené algo... y cama, cama y más cama.

Al día siguiente, 10 de octubre y cumpleaños de la que escribe (no está mal pasar un cumpleaños en Viena, no) , después de hacer unos cuantos recados, mandar unas cartas, y tener unos cuantos quebraderos de cabeza, me dispuse a descubrir la ciudad. Viena es grande, mucho, rozando casi lo abrumador con un centro histórico enorme, lleno de edificios y más edificios imponentemenente preciosos y perfectamente cuidados. Básicamente a eso dediqué el día, paseo por el centro, iglesias, momunmentos, visité también el museo de Sissi y el palacio de Hofburg, y sin que sirviese de precedente abandoné por un día la comida barata callejera para sentarme en una mesa con cubiertos a comer (pasta de oferta, tampoco era cuestión de excederse, pero un sito barato y acogedor en el centro). Me acerqué también hasta el Prater (el parque de atracciones de la ciudad) y a ver el Danubio, y todo esto se dice muy pronto, pero lo cierto es que eran las siete o así y yo estaba que casi lloraba de lo que me dolían las piernas, así que me pareció conveniente cenar algo rápido (creo que lo mejor de irme de Austria va a ser alejarme de esas pastelerías diabólicas en las que te lo comerías todo) y retirarme al hostel...








Noche tranquila por el albergue, de charla en la habitación (o de intento de charla, porque estaba con un chico australiano con un acento extrañísimo al que no entendía NADA, y era un poco penoso que él tuviera que repetir cada frase dos o tres veces) y tranquileo, aunque tuvimos nuestro momento de emoción cuando alguien le dio simpáticamente a la alarma de incendios y nos dedicamos a un magnífico desfile de pijamas y gritos por los pasillos...divertido como mínimo.

Al día siguiente mi plan era haberme ido a Salzburgo no muy tarde, para poder ver algo, (bueno, el plan inicial era estar otra noche en Viena, pero eso es otro asunto) pero  me quedaba tannnnnnnnnnnnnta Viena por ver que decidí pasar allí el día para poder aprovechar la ciudad, y la verdad es que valió la pena, porque el día estaba precioso y ya os digo que la ciudad me ha enamorado. Me fui hasta el palacio del Belvedere, comí tres pedazos masivos de pizza en un parque por 2'50€, paseo por el centro con mucha pena de irme... Y visita fugaz al palacio de Schonbrun de camino al hotel, sin entrar ni nada, pero por darme un minipaseo por los jardines.



Tocaba irse, cogí el tren sobre las 17:30 para encaminarme a Salzburgo, y menos mal que el trayecto fue corto porque qué horror de viaje. El tren iba lleno, osea que lo de elegir sitio era más bien imposible, y justo delante de mi llevaba delante a una familia con unos niños pequeños pegando alaridos durante las dos horas y media que no veáis que horror. Todo esto aderezado con cosas como cambios de pañales dentro del vagón, guerras de comida... Una maravilla, vamos.

Llegar al hotel en Salzburgo no fue especialmente fácil, porque aunque estaba cerquita de la estación estaba todo oscuro y lleno de obras, y yo no paraba de meterme por sitios equivocados... Pero bueno, llegué sana y salva, el albergue bastante acogedor ,el personal muy simpático, mucha gente...así que ducha rápida, y como tenía bastante que hacer con el ordenador, me pareció que mejor sería bajarme al bar a hacerlo acompañada por una cerveza (cada día entiendo menos por qué en España no están más popularizadas las cervezas de medio litro) y se me hizo bastante tarde entre unas cosas y otras, pero buen ambiente y un sitio super agradable!!

Esta mañana he cogido el tren a las 11, así que podréis imaginar que no me ha dado mucho tiempo a ver Salzburgo... Pero bueno, me di madrugón, aproveché para desayunar en el albergue porque eran solo 3'50€ (desayuné con dos chicos no sé muy bien de donde, pero enormemente gigantes empeñados en que comiéramos lo más posible, y la verdad es que aún me siento empachada !!) y anduve un par de horas por la ciudad, que pese a que es pequeñita y eso hace que la gran afluencia de turistas se note más, la verdad es que es una cucada!!



Y aquí me tenéis, a puntito de llegar a Verona, la verdad es que el viaje está siendo preciosa, voy con gente bastante maja y se está haciendo más o menos leve... Veremos cómo me trata Italia :)) !!

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